El que todo lo sabe pero calla para no ser imputado como cómplice disfrutaba de un piscolabis a base de fernet, cuando el sistema de vigilancia detectó que una figura de largas crenchas rubias avanzaba por la empinada escalera que conducía a la explanada del cerro que constituía su centro de operaciones, las cuales no solamente implicaban asesoramiento espiritual, sino que también comprendían la reintroducción al mercado de objetos involuntariamente perdidos por sus dueños, la purificación de ciertos dineros impuros, la socialización de sustancias muy puras, el tráfico de repelentes y mucho más.
Amargo Galíndez, su jefe de seguridad desde que el anterior fuera cosido a tiros en un intento por asesinar al mismísimo Chup, quien se salvó porque el agresor resbaló con una cáscara de banana, lo que permitió que el iluminado a tarifa subsidiada huyera por la ventana, le comunicó que la visita tenía una K en su nombre.
- Bueno -dijo Chup-, que se prepare el francotirador. La señal para el disparo es si hago la coreografía de Macarena.
A todo esto, apretó el botón que colocaba el dosel, la plataforma, el sillón y la alfombra larga en posición, mientras se vestía con la túnica fucsia, las sandalias Christian Dior y la peluca afro que ocultaba lo que él llamaba su incipiente calvicie, lo que denotaba que no sabía cuál es el significado de “incipiente”.
Así se apropincuó al trono, arregladito como pa’ir de boda, sentándose para la dulce espera sin consecuencias.
Las almorranas le trajeron incomodidad, por lo cual comenzó a mover las caderas hacia todos lados, tratando de hallar el punto de alivio. De repente, sintió el aire caliente de un proyectil de mauser pasando a menos de un centímetro de su sien izquierda, para ir a incrustarse en el arco de bienvenida. Entonces comprendió que el francotirador télugu indio no tenía la menor idea sobre Macarena, por lo cual se incorporó y comenzó a hacer señas con los brazos para que abortara. En medio de tal tarea gesticulatoria es que hizo su arribo la visitante.
- Maestro, ¿qué estás haciendo? -inquirió la mujer.
- Estoy aventando a los malos espíritus -contestó, rápido de reflejos. Y agregó: -Es necesario que hagas cuerpo a tierra para completar el procedimiento-, lo que la consultante hizo de inmediato, justo cuando un proyectil también impactó en el arco, en el lugar donde un segundo antes estaba la cabeza de la recién llegada.
El Universitario Universal que une verso con versatilidad ecuménica pensó que ese muchacho mudo, sordo y ciego sí que juega bien al tiro al blanco. Entonces apareció Amargo y le hizo seña de que todo estaba controlado.
- Ya puedes levantarte, criatura -dijo Chup con gesto magnánimo, mandato que ella volvió a obedecer de inmediato-. ¡Ah! Eres tú, KM.
- Sí, su omniimpotencia. ¡Me recordaste!
- ¿Cómo olvidarte en esta queja, si sos lo único en mi vida que se pareció a mi vieja cuando la llevaron a internar al loquero? ¿Cuál es el objeto de tu visita?
- Antes que nada, agradecer tu intercesión para que lográramos llegar y en segunda instancia, estoy teniendo problemas de comunicación con Conan...
- Bueno, quizás en las grandes pasturas del cielo encontró una perrita en celo eterno y eso lo mantiene ocupado y exhausto -interrumpió Él.
- Los canes no son vegetarianos.
- En ese ámbito sí. Allí nadie come carne de otros. Por eso planeo ir hacia abajo tras mi muerte, ya que allí se pasa mucho mejor.
- Bueno, no. El caso es que a veces me sale eso de que el espíritu solicitado no corresponde a un alma en servicio. En otras ocasiones se liga y aparecen imágenes de Menem hablando en inglés, el Padre Lombardero bailando tap, escenas de Mingo y Aníbal en la mansión embrujada y otras. Pero más recientemente, se repite una voz cavernosa que dice “Mátalos a todos”, mientras se repite de fondo una música de una película que suena a “ñic, ñic”.
- Entonces, quieres que te libre de eso...
- No, no. Mi pregunta es si debo hacer caso.
Verdadero desafío ético para el Gran Hermano sin guionar de la actualidad. ¿Qué hacer? ¿Qué contestar? ¿Perder un cliente? ¿Es la vida de todos necesaria? “Me hirve la cabeza”, pensó Chup y por fin salió una respuesta de sus labios.
- Perdón, pero tengo un llamado urgente de mi interior, más precisamente de la zona intestinal. Estos caballeros te acompañan hasta abajo.
Chup sale disparado y cuatro ebrios se la llevan a la médium, mientras el Gran Maestro piensa: “La esencia de la vida es que no puedan probarte nada”.
Sobrevuela la duda: ¿qué hará KM?