sábado, 27 de abril de 2024

Alguien K

 

El que todo lo sabe pero calla para no ser imputado como cómplice disfrutaba de un piscolabis a base de fernet, cuando el sistema de vigilancia detectó que una figura de largas crenchas rubias avanzaba por la empinada escalera que conducía a la explanada del cerro que constituía su centro de operaciones, las cuales no solamente implicaban asesoramiento espiritual, sino que también comprendían la reintroducción al mercado de objetos involuntariamente perdidos por sus dueños, la purificación de ciertos dineros impuros, la socialización de sustancias muy puras, el tráfico de repelentes y mucho más.

Amargo Galíndez, su jefe de seguridad desde que el anterior fuera cosido a tiros en un intento por asesinar al mismísimo Chup, quien se salvó porque el agresor resbaló con una cáscara de banana, lo que permitió que el iluminado a tarifa subsidiada huyera por la ventana, le comunicó que la visita tenía una K en su nombre.

- Bueno -dijo Chup-, que se prepare el francotirador. La señal para el disparo es si hago la coreografía de Macarena.

A todo esto, apretó el botón que colocaba el dosel, la plataforma, el sillón y la alfombra larga en posición, mientras se vestía con la túnica fucsia, las sandalias Christian Dior y la peluca afro que ocultaba lo que él llamaba su incipiente calvicie, lo que denotaba que no sabía cuál es el significado de “incipiente”.

Así se apropincuó al trono, arregladito como pa’ir de boda, sentándose para la dulce espera sin consecuencias.

Las almorranas le trajeron incomodidad, por lo cual comenzó a mover las caderas hacia todos lados, tratando de hallar el punto de alivio. De repente, sintió el aire caliente de un proyectil de mauser pasando a menos de un centímetro de su sien izquierda, para ir a incrustarse en el arco de bienvenida. Entonces comprendió que el francotirador télugu indio no tenía la menor idea sobre Macarena, por lo cual se incorporó y comenzó a hacer señas con los brazos para que abortara. En medio de tal tarea gesticulatoria es que hizo su arribo la visitante.

- Maestro, ¿qué estás haciendo? -inquirió la mujer.

- Estoy aventando a los malos espíritus -contestó, rápido de reflejos. Y agregó: -Es necesario que hagas cuerpo a tierra para completar el procedimiento-, lo que la consultante hizo de inmediato, justo cuando un proyectil también impactó en el arco, en el lugar donde un segundo antes estaba la cabeza de la recién llegada.

El Universitario Universal que une verso con versatilidad ecuménica pensó que ese muchacho mudo, sordo y ciego sí que juega bien al tiro al blanco. Entonces apareció Amargo y le hizo seña de que todo estaba controlado.

- Ya puedes levantarte, criatura -dijo Chup con gesto magnánimo, mandato que ella volvió a obedecer de inmediato-. ¡Ah! Eres tú, KM.

- Sí, su omniimpotencia. ¡Me recordaste!

- ¿Cómo olvidarte en esta queja, si sos lo único en mi vida que se pareció a mi vieja cuando la llevaron a internar al loquero? ¿Cuál es el objeto de tu visita?

- Antes que nada, agradecer tu intercesión para que lográramos llegar y en segunda instancia, estoy teniendo problemas de comunicación con Conan...

- Bueno, quizás en las grandes pasturas del cielo encontró una perrita en celo eterno y eso lo mantiene ocupado y exhausto -interrumpió Él.

- Los canes no son vegetarianos.

- En ese ámbito sí. Allí nadie come carne de otros. Por eso planeo ir hacia abajo tras mi muerte, ya que allí se pasa mucho mejor.

- Bueno, no. El caso es que a veces me sale eso de que el espíritu solicitado no corresponde a un alma en servicio. En otras ocasiones se liga y aparecen imágenes de Menem hablando en inglés, el Padre Lombardero bailando tap, escenas de Mingo y Aníbal en la mansión embrujada y otras. Pero más recientemente, se repite una voz cavernosa que dice “Mátalos a todos”, mientras se repite de fondo una música de una película que suena a “ñic, ñic”.

- Entonces, quieres que te libre de eso...

- No, no. Mi pregunta es si debo hacer caso.

Verdadero desafío ético para el Gran Hermano sin guionar de la actualidad. ¿Qué hacer? ¿Qué contestar? ¿Perder un cliente? ¿Es la vida de todos necesaria? “Me hirve la cabeza”, pensó Chup y por fin salió una respuesta de sus labios.

- Perdón, pero tengo un llamado urgente de mi interior, más precisamente de la zona intestinal. Estos caballeros te acompañan hasta abajo.

Chup sale disparado y cuatro ebrios se la llevan a la médium, mientras el Gran Maestro piensa: “La esencia de la vida es que no puedan probarte nada”.

Sobrevuela la duda: ¿qué hará KM? 

sábado, 16 de septiembre de 2023

Predicciones y tercerías

 

El ser ensimismado en la trascendencia de los demás y en sus pies planos salió al patio delantero, donde ya se había armado su kiosco en medio de la kermesse espiritual “Elévate y deja tu ancla material con nosotros”. La marquesina prometía “Tres predicciones por U$S 100”.

Se sentó en su trono con gobelinos de seda, acomodó los propios para estar más cómodo y se disponía a dar un sorbo a su piña colada, cuando vio que una mujer encaraba hacia su puesto. Le pareció cara conocida, pero no lograba ubicarla a esa distancia, ya que no pudo encontrar los lentes de contacto y no era pertinente para su imagen de perfección utilizar los anteojos con vidrios culo de botella que le daban a sus ojos un aspecto similar a los del alien de Roswell. Había algo en la figura que no terminaba de cuadrar. Cuatro pasos más tarde lo descubrió: el cabello y la vestimenta.

- Maestro, ¿se acuerda de mí? -preguntó la recién llegada con rostro de luna llena.

- Ahora que huelo tu aliento recuerdo -dijo Chup, tratando de aventar los vapores rancios de su cercanía-. Ya no tienes el cabello desordenado y te vistes como una señora, no como con una bolsa de papas.

- Cuestiones de imagen -acordó-. Tengo que parecer decente. ¡Orden! ¡Orden!

- ¿A quién le dices eso? -preguntó Su Suprema Alopecía.

- No, nada. Es que tengo que repetir el mantra. Y encima estoy con síndrome de abstinencia y el empastillado no me pega bien.

- Pero tu aliento...

- Es que me acabo de mandar la botellita de vinagre cuando comí la ensalada allí abajo.

- Bueno, no perdamos el tiempo -dijo El Enorme Grano Purulento en las Asentaderas del Mundo (aka Grain dans L’Ort, en francés), señalando el cartel luminoso con la oferta.

La mujer rebuscó en su voluminosa cartera entre los numerosos carnés de afiliación, hasta que halló el atadito cubierto por la foto de Cavallo abrazando a de la Rúa y ella mirando desde atrás junto con López Murphy y emitió un “¡Ay!” al sacarlo, ya que se pinchó con el muñeco Vudú (ella lo escribe Boudou) de boca ancha y terraza desierta que guardaba junto con una imagen del Ahorcado con la cara de un expresidente. Lo desenvolvió y sacó un billete, que entregó al E-Vidente (también atiende virtual, previo depósito de honorarios), quien sacó una pinza de un estante con la que asió esa figura decadente de la falta de espiritualidad, comprobó su autenticidad con un detector, pulsó una tecla de la vieja caja registradora que abrió el cajón de la inmundicia mundana, depositó ese excremento verde en uno de los compartimientos y lo cerró con un gesto de resignación.

- Por ser tú, vieja clienta, dejaré que decidas el rubro de cada una de las tres premoniciones -espetó ser tan sabedor que previó el Previaje.

Pensó un buen rato la susodicha, ya que el vinagre no termina de lubricar las neuronas flotantes adecuadamente, como lo hacen los fluidos habituales. Por fin, dio la primera pregunta:

- ¿A quién apoyará el Colgado?

Ahora le tocó el turno de la meditación a Chup, la que se complicó bastante, comenzando a salir humo de su cabeza, más precisamente de su boca, con cuyos labios sostenía la boquilla de la pipa que comenzó a prender, la cual contenía incienso, frula, algunas piezas de su propio vello pudendo y gofio.

Elevado por el vapor fermentado contenido en el hornillo y por un desafortunado manoteo al botón oculto del mecanismo de elevación de su trono, espetó:

- Veo un monstruo de dos cabezas con aspecto pinochezco que otea el horizonte en direcciones que parecen opuestas pero que son muy similares. Posee una daga con empuñadura de marfil con la cual acecha el corazón de una rata que cambia de orientación constantemente, pero que finalmente es alcanzada y dejada de lado preservativamente. ¡Se fue la primera!

Aturdida por la respuesta y tras entonar quedamente “Por qué me abandonaste / no sé por qué”, imitando vagamente a Paloma San Basilio, lanzó la segunda:

- ¿Me irá bien en mi recorrido con la casa rodante por todo el país?

- Llegarás sana y salva al final de tu recorrido, siempre y cuando tú no manejes -fue la escueta contestación.

- Pe.., pe.., pero, tu humanismo centrado en los seres humanos no llega hasta la humanidad de mi persona humana, lo que humanamente me parece que no es humano. ¿Entendés?

- Ladilla que se pega al ladillo de ciertas partes, no, en verdad. Haz la tercera que está comenzando a formarse cola detrás de ti. Y no me refiero a tus grasosos glúteos.

Tras unos instantes de vacilación, la sujeta lanzó la más relevante de sus inquisiciones, más que su decisión al estilo Torquemada de bajar sueldos y jubilaciones un 13%, y preguntó:

- ¿Llegaré a las PASO?

Si hubiera sido una película, se hubiera escuchado un acorde terriblemente sonoro e impactante, pero, en su lugar, se oyó el sordo quejido de un escape de gas humano.

El Catador Oficioso del Universo halló la respuesta casi instantáneamente e indicó con cara de circunstancias:

- Tercera incómoda, arrojada al fango de la inexistencia hasta que halles un nuevo grupo que te acerque al sillón ansiado.

Angustiada, se vio la triste figura de la derrotada pasar. Mientras se retiraba, dicen las crónicas y los C5Ns que se escuchó al Ombligo Despelusado del Mundo cantar: “La corrieron de atrás, la corrieron de atrás, le metieron un gol en orsai. Ay qué dolor, ay qué dolor, el var no lo quiere anular”. Tras lo cual se alzó la Voz del Estadio Galáctico diciendo:

- ¡El que sigue!


 

miércoles, 16 de agosto de 2023

Pobre caminante

- “Pobre caminante, qué cansado va. Pobre caminante, qué ay qué triste está...” -se escuchó el retumbar de una voz lejana corroída por la miseria de los sufrimientos o, tal vez, dificultada por goma de mascar de alta densidad.

La luz de led que guía el camino de la humanidad salió de su zaparrastrosa choza de tres plantas, con pileta de natación, quincho, sauna y otras incomodidades espirituales impuestas por el protoplasma universal de almas para su templanza, recitando su mantra: “Osram, Osram”.

Su Gloriosa Humildad se hizo presente en la explanada que daba a la larga escalera que conducía a los suplicantes desde el llano hasta Su presencia (él usaba el ascensor de servicio, en prueba de su desapego a los oropeles del mundanal ruido). Al pie de la escalinata se divisaba una pequeña figura, subiendo trabajosamente.

- Cata, lejos -exclamó Chup, al salir acompañado por una sirvienta de tal nombre de pulposas redondeces, señalando a la miniatura escalante-. Tráeme el catalejo.

Instantes después, la lacaya apareció con el tubo para mirar extensible y lo entregó a su amo, quien lo tomó y apuntó hacia abajo.

- ¡Oh, dioses paganos que no nos pagan! ¿Acaso mis ojos materiales engañan a mi ser esencial? ¡Es una hormiga gigante lo que avanza por el sendero! ¡Te dije, mujer, que no dejes de barrer inmediatamente los restos de comida que caen al suelo! ¡Se alimentaron copiosamente, han crecido y vienen por nosotros!

Pero de repente, la representante de la familia de las Formicidae salió de foco y en su lugar apareció algo similar a un ser humano.

- ¡Diablos! -gritó el Forúnculo Humeante del Conocimiento Universal-. Es un mutante que ahora tiene una forma humanoide de hombre y lagarto. ¡Alcánzame...!

Pero no pudo terminar la frase, porque sintió que algo caminaba sobre su frente, que no era otra cosa que la hormiga que se había trasladado desde la lente mayor hasta El Noble Repulgue de las cejas del que está más allá, pero nunca en orsai.

- Preparen la escenografía que viene otro suplicante con el rabo entre las piernas.

En un santiamén, dos ayudantes nubios colocaron la tarima cubierta de pétalos de utilería, el trono con dosel, el arco fluorescente con la leyenda intermitente con la escritura: “Ya lo sabía, pero mejor cuéntamelo”, la alfombra roja que conducía hasta las Sagradas Sandalias del Inspirador y el cartel con los precios de distintos servicios en dólares, euros y yuanes.

- Por favor, el piscolabis -demandó el Jején Zumbador de la Sabiduría, para que apenas un minuto después le trajeran el refresco espiritual consistente en fernet y bebida cola.

Ya lo había apurado completamente, cuando una calva reluciente y con profusión de gotas adelantó la presencia del resto del cuerpo de un hombre, quien, resoplando, se postró a los pies del Gran Invicto.

- No hace falta tanta muestra de devoción -expresó el Maestro-. Eso no te conseguirá descuento alguno.

El sujeto, que tenía una boca muy apta para la ejecución musical (más precisamente, para un piano de cola), afirmó:

- Soy Horacio, antes peludo y ahora batracio, que cae a tus pies por la escaloneta tremenda.

- ¿Cuál es tu apuro? -inquirió el Solucionador.

- Por ahora, ninguno. En un rato necesitaría un baño...

- No, no -interrumpió el que de todo es consciente, pero no lo suelta sin la ayuda de un billete-. Pregunto qué es lo que te aqueja.

El hombre enjugó una lágrima de cocodrilo que se le había pegado al trasponer un río caimaneño y dijo con tono lloroso:

- ¿Por qué perdí? Embaldosé el camino hacia el trono; elevé torres adoradoras de los señores; puse piletas sin agua para evitar que la gente se ahogara; reemplacé viejos árboles frondosos por hermanos raquíticos para que no ensuciaran las veredas; coloqué cuatro macetas para aumentar los espacios verdes; expresé mi intención de abrir un diálogo con todos, menos con la mitad de los que no piensan como yo; impulsé la modernidad con el bot de la consulta ciudadana; inundé las avenidas con metrobuses y las calles con bicisendas; sacudí la modorra de los barrios tranquilos permitiendo la construcción en altura y la creación de polos gastronómicos y centros comerciales; llené los medios con publicidad en la que la población de mi distrito colaboró desinteresadamente y sin saberlo; hice mucho más y en esa ciudad desagradecida menos del 10% de los votos me beneficiaron. Maestrito, ¿que pasó?

El Dueño del Saber que Ocupa Lugar (o Gran Cabezón, como lo llaman sus amistades) ciñó su cabeza con la imaginaria corona formada por sus dedos índice y pulgar de ambas manos, mientras su rostro tomaba la expresión de pensamiento profundo y trabajoso, similar a cuando el estreñimiento (frecuente en su caso) lo obligaba a concentrar toda su fuerza interior en la tarea y, al cabo de un momento, su semblante se iluminó, signo de haber dado con la respuesta o tal vez alguien había prendido la luz de afuera del patio. Casi levitando, ayudado por el mecanismo oculto en el sillón, se irguió casi medio metro y espetó:

- Tus rivales tienen cabello, mientras que tú eres un discapacitado capilar.

Dicho lo cual, el asiento volvió a su posición original, señal de que su alocución había terminado o de que el mecanismo estaba fallando nuevamente.

- Pero, ¿qué tiene que ver?

- ¡Paloma rastrera abofeteada por halcones que beben licores divinos, abusado electoralmente por el que solamente se peina para dormir y escarnecido por el hombre de las múltiples caras! -bramó Chup-. ¿Cuántos presidentes calvos recuerdas?

El hombre de la boca en estéreo quedó pensativo y por fin dijo:

- Como siempre, tiene razón. ¿Qué puedo hacer para el 27?

- Cuando desciendas, ve a la tienda Chup-in (perdón, el nombre es ese, no quiero ofender) y pide el tónico Chup Multiuso, elaborado con excreciones de diversas partes de mi cuerpo. Hará de tu desierto craneano un vergel.

- ¿Es efectivo?

- Sí, en efec... Digo, sí. Tiene garantía. Si en cuatro años tu pelambre no se recupera, te devolvemos el dinero a su valor nominal en moneda argentina. Pasando por caja.

Horacio, resplandeciente, comenzó el descenso o, mejor dicho, lo continuó. Mientras tanto, el Luminoso sin Edesur entró a su modesta casilla con la satisfacción de haber orientado a otra alma descarriada.

 

Alguien K

  El que todo lo sabe pero calla para no ser imputado como cómplice disfrutaba de un piscolabis a base de fernet, cuando el sistema de vigil...